sábado, agosto 22, 2009

Capitulo 6 parte 2. "Dulce Prisionero"

Esta es la segunda parte del capitulo 6 y falta una mas. Disfruten. (Clasificación C-17. Contiene temas adultos!)
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Y estaba en todos lados. Sus manos en mi pecho y en mi cuello acariciando mi nuca. Sus rodillas apretadas contra mis caderas. Sus labios en los míos, suaves, húmedos y perfectos. Su aliento fresco bajando por mi garganta. Sus muslos sobre mis piernas y su cintura en mis manos. Sentía la piel suave de su espalda con mis dedos, no podía parar. Yo era su dulce prisionero, de un cárcel de lujuria disfrazada de besos sedientos y caricias tiernas. Pero poco a poco se iba convirtiendo en algo mas, el deseo profundo iba saliendo a la superficie y llevándome al más oscuro de mis sueños, ese que pensé que nunca sería realidad, hasta el día en que ella mencionó esas dos simples pero milagrosas palabras: te amo.
El amor saca lo mejor y lo peor de las personas. Puede convertir a un vagabundo en un poeta, a un caballero en un asesino en serie, a un hombre común y corriente, en un lobo peligroso… pero hoy, yo me estaba convirtiendo en algo más. Cada beso que se hacia mas urgente, me obligaba a aferrarme mas fuerte a ella; cada vez que tomaba un puñado de mis cabellos entre sus dedos me daba el coraje para recorrer rincones de su cuerpo prohibidos, pero que me moría por conocer. Mis dedos iban de su cintura a su ombligo, y luego un poco mas abajo, y luego arriba de nuevo, hasta llegar a la línea de su sostén, esa pequeña prenda que todos los chicos pervertidos de mi edad no dejan de mencionar, y que ahora era una intrusa de nuestra intimidad.
Bella entreabrió los ojos, sabiendo lo que estaba planeando y enviándome miradas de complicidad. Lo quería, ella lo estaba deseando tanto como yo. Y yo no podía dejar de cumplir sus deseos. Mis manos siguieron su camino como con voluntad propia, siguieron la línea desde el listón central hasta el broche en su espalda. No fue difícil, pude sentir la presión desaparecer. Mis manos no se detuvieron ahí, y fueron de regreso hasta el regalo que acababan de abrir. Pude sentir finalmente sus senos. En toda su magnificencia. Libres, pero a la vez prisioneros míos. Había soñado con ellos tantas veces, pero mis sueños no le hacían justicia. Se acomodaban perfectamente entre mis manos, como piezas de rompecabezas. Eran suaves y pequeños, pero redondos y exquisitos. No pude evitar que mi entrepierna diera un respingo. Mis manos no paraban. Se atrevieron a recorrer cada rincón, cada poro, saturándose de esa dulzura que ella irradiaba. Se atrevieron a probar sus pezones, primero rodeándolos cuidadosamente y sentir como se endurecían con cada roce. Creo que fue ahí cuando me perdí. Ahí o cuando pude escuchar los gemidos de Bella y mirar sus ojos oscurecidos mientras la manoseaba, como el adolescente depravado que era. Pero no me sentía así, para nada. Sabía que lo que estaba haciendo era un acto de amor, además, no era como si fuera el primer chico que tocara a una mujer, era algo perfectamente normal. Dios, ya ni siquiera podía pensar con cordura.
Bella dejó de besarme y yo bajé de nuevo mis manos hasta sus caderas. Quizá había cruzado la línea y la había hecho sentir vergüenza. Oh, Jacob, que equivocado que estabas. Sus ojos no mostraban ni una pizca de pena o incomodidad. Al contrario, seguía teniendo esa mirada profunda y de deseo, y estaba seguro que mi cara se veía mas o menos igual. No entendí lo que estaba pasando hasta que sus ojos se perdieron detrás de la tela negra de su camiseta. Mi novia se estaba desnudando para mí… y de la forma mas lenta y sensual que podía. Yo estaba sediento, no hice ni ademán de detenerla. Solo miré. Desvergonzado. Admiré lo que recién mis manos habían saboreado. Pero necesitaba mas. Mi boca también quería un pedazo de pastel. ¿Y puedo culparla? Eran la cosa mas apetecible que jamás había tenido tan cerca. Levanté el rostro y ella seguía viéndome así, pidiéndolo, suplicándome que lo hiciera… Me atreví otra vez. Con las manos en su espalda la jalé hasta mi boca, y pude saborear ese manjar delicioso otra vez. Empecé dando pequeños besos a los costados de su seno hasta llegar a la cima de la pequeña montaña. Empecé a succionar y a morder dejando salir la parte animal de mi, la deje guiar porque sabia que mis instintos, esta vez, eran correctos. Pude sentir como mi chica curvaba su espalda entre mis manos y la pude oír gemir y la pude escuchar cuando dijo mi nombre, casi en un susurro. Pude sentir como sus caderas se movían en dirección a mi cuerpo, y como su entrepierna buscaba fricción con la mía, a través de la tela de su pantalón y el mío que en estos momentos parecía ser demasiado gruesa. Mi mente no deja de dar vueltas, rodeada por esa fragancia a Bella.
Comencé ese camino desde su pecho hasta su boca una vez mas, mientras nuestros torsos desnudos se buscaban una y otra vez dejando que el movimiento de caderas se hiciera mas y mas intenso. La escena no pintaba muy bien, yo ya estaba perdido completamente en ella y ella no se donde rayos se encontraba. Volví un poco en mi mismo cuando la escuche formar palabras cerca de mi boca, debí prestar demasiada atención para entender lo que trataba de decirme.
- Jake, por favor… - dijo, separando cada palabra por una respiración profunda mientras yo saboreaba su quijada.
- ¿Uh? – no entendía como se las ingeniaba para formular palabras en estos momentos.
- Jacob… hazme el amor…
Hubo una pausa. No había otro sonido mas que el de su corazón acelerado y nuestras respiraciones entrecortadas. Realmente esperaba esa petición mucho mas adelante. Y no estaba seguro de que hacer. Por supuesto que yo lo quería, la amaba demasiado y hacerle el amor era la mejor manera de demostrárselo. Era entregarse completamente. Era lo que quería darle desde el día de la playa en que pude besarla por primera vez sabiendo que era con ella con quien pasaría el resto de mis días. ¿Pero era el momento adecuado? Conocía a Bella perfectamente, sabía que lo quería tanto como yo. Sin embargo los dos éramos jóvenes y teníamos todo una vida por delante, y estas situaciones eran de las que cambian la vida radicalmente, ya sea para bien o para mal.
Pose mis manos en su nuca y baje su rostro hasta que se encontró con el mío. Pude observar sus ojos vidriosos. Había incertidumbre y había determinación. Había vergüenza y había pasión. Pero sobre todo, había amor. El amor alguna vez escondido estaba en todo su esplendor, irradiando a través de ellos. Ella estaba lista. Lo supe. Y por lo tanto, yo también. No necesitábamos mas palabras. Ella sola comprendió que me estaba dejando llevar.
Se recostó en el sillón y me ofreció su mano para que la siguiera. Yo la tomé y besé sus dedos tiernamente, perdiéndome de nuevo en su aroma y su suavidad. Me pose sobre su cuerpo con cuidado de no presionarla mucho, apoyándome en un brazo, y dejando el otro libre para tocarla. Dejé que la fricción comenzará otra vez, primero muy lentamente mientras mi mano recorría cada rincón de sus pechos, su estómago, su cuello y su ombligo. Ella simplemente me besaba de la forma mas dulce mientras sus manos se aferraban a mi espalda. Yo no podía evitar hacer los besos mas urgentes. No quería acelerar las cosas, pero Bella sin embargo se acoplaba fácilmente a mi ritmo. Me volvió loco cuando su lengua acarició mi paladar y su mano realizó un viaje rápido desde mi pecho hasta mi entrepierna, acariciándome firmemente a través del pantalón. El contacto duró apenas unos segundos, pero lo suficiente como para arrancar un gruñido desde el fondo de mi garganta. Sin duda era una fase que no conocía de mi pequeña princesa. Ella sabía exactamente lo que quería y yo no tenía idea de lo que estaba haciendo. Así que le seguí la corriente, e imité sus caricias. Tome su pierna derecha por el muslo y levanté su rodilla, dejándome el camino libre hacia su muslo interior. Subí lentamente y luego finalmente posé toda mi palma en su entrepierna. Comencé a acariciarla despacio, mirándola a los ojos y sintiéndola retorcerse debajo de mí, dejándose llevar por el movimiento de mi mano. Pero ello quería más. Me lo pedía con mirada suplicante. Sabía muy bien lo que pasaba por su cabeza. Yo no se lo iba a negar. Así que mi mano se movió un poco hacia arriba, hasta el botón de sus jeans, y lo desabrochó en un solo movimiento. Ya no había vuelta atrás a partir de aquí. No podía hacer mas que mirarla y seguir el camino. Un camino que me pareció kilométrico y lleno de obstáculos. Desde el botón de su pantalón, un poco mas abajo, mi mano se topó con el elástico de su ropa interior; no me atrevía a bajar la mirada y saber de que color era. Solo podía seguir mirándola a los ojos, y seguir el camino. Mi mano se coló una vez mas, apretujada por la tela encima de ella y la piel debajo. Una piel suave y caliente que se levantaba ligeramente, mientras mi mano bajaba mas y mas. Podía sentir los cabellos cortos y arremolinados, la humedad.. podía sentir a Bella y toda ella. Y eso que todavía no se acababa el camino. Con cada centímetro recorrido podía sentir la temperatura crecer, y la humedad aumentar, y los gemiditos hacerse mas fuertes, y mi respiración entrecortarse. Y de pronto mi dedo índice estaba en un túnel estrecho y mi cara bañada por las profundas respiraciones de Bella, y mi espalda se contraía por los rasguños y mis parpados se apretaban tratando de imaginarse lo que mis manos hurgaban. Y lo que tenía entre las piernas se apretujaba dentro de los shorts queriendo salir para intercambiar lugares con mi mano.


No se que mierda estaba pensando, pero ya no podía pensar mas. Jacob me daba todo lo que le pedía sin ni siquiera abrir la boca para hacerlo. No pensaba que fuera a ceder tan fácil cuando le pedí que me hiciera el amor. La única experiencia que había tenido al formular esas palabras había terminado en un rechazo, una petición de matrimonio y una súplica a un vampiro para que me chupe sangre. Pero Jacob no era ningún vampiro. Era un hombre de carne y hueso, igual que yo, queriendo sentir. Y yo quería que sintiéramos lo mismo. Pero tenía que dejar de hacer esos movimientos con su dedo para dejarme pensar.
Me las ingenié para tomar su muñeca y detenerla. Jacob tenía los ojos apretados y tardó un poco en darse cuenta, porque yo seguía gimiendo y retorciéndome debajo de él sin poderlo evitar. Pero basto para que me mirara a los ojos para comprenderme. Daba miedo la manera en que estábamos conectados en este momento.
Saco su mano de mi pantalón y elevó su cuerpo. Su torso desnudo se levantaba y bajaba muy rápidamente, mientras yo me disponía a desabrochar sus shorts y el acariciaba mis brazos. Después de batallar un poco con el zipper logre desabrochar la prenda por completo, y comencé a bajarla, nerviosa, pero sin perder la oportunidad de sentir sus contorneadas piernas con cada roce.
Estaba asustada y ansiosa. No sabía muy bien que esperar de Jacob. La verdad no hubiera sabido que esperar de nadie porque era la primera vez que me encontraba en esta situación de estar con un muchacho desnudo. Todo esto dando vueltas en mi cabeza solo logro que mis manos temblaran incontrolablemente.
- Bella… - di un ligero respingo y levanté el rostro. El escuchar la voz ronca de Jake después de haber estado tanto tiempo sin decir nada me hizo sentir extraña. Baje mis manos hasta el cojín del sillón que estaba soportando mi cuerpo y miré hacia arriba. – Te amo.

Y eso fue todo. Era todo lo que necesitaba.

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