jueves, junio 25, 2009

Cap3 "El vampiro mas triste"

Salí a correr. La noche era mágica, y no era como si me pudiera dormir. Sentía la adrenalina correr por mis venas. Nadie estaba transformado, no escuchaba ninguna voz intrusa. Solo sentía el viento fresco golpeando en mi hocico, y el olor de la tierra húmeda debajo de mis patas. Me pregunté si ahora que no había sanguijuelas en Forks, me era posible cruzar los límites de su tierra. Supuse que así era puesto que no habría quien reclamara. Incluso me puse a pensar en que pronto podría dejar de transformarme, para poder envejecer junto a Bella. Sonreí para mis adentros. Envejecer con Bella… claro, todavía podía seguir haciéndolo por un par de años, a fin de cuentas seguía viéndome mucho mayor que ella.
Perdido en el mundo feliz de mi cabeza, no me di cuenta cuando ya había cruzado el límite, hasta que el bosque de repente se fue abriendo hacia un claro. Estaba en territorio enemigo; era la casa de los Cullen. Mas bien dicho, la extravagante y pretenciosa mansión de los Cullen. Dudé un poco en acercarme mas. ¿Y si seguían allí? Pero todas las ventanas estaban oscuras. No había señales de vida ni de chupasangres. Paré en seco a olfatear. Todavía quemaba. Pero era lógico, si no llevaba mas de un día sin habitarse. Que me importa, pensé. Esta casa no traía mas que malos recuerdos. Me di la vuelta para emprender mi viaje de regresó a la Push, cuando escuché algo detrás de mí. Definitivamente los árboles se habían balanceado de forma extraña, como si algo hubiera estado detrás de ellos y se hubiera movido de lugar. Gruñí hacia el bosque, y un grupo de aves que se encontraban ahí salieron volando, creando un ruido molesto de batir de alas. Cuando por fin se callaron, pude escuchar de nuevo movimiento, otra vez detrás de mí. Alguien me estaba jugando un juego, y yo ya estaba molesto.
- No ataques, por favor.
Una voz de entre las sombras. Y yo sabía perfectamente a quien pertenecía. ¡Lo sabía, era demasiado bueno para ser verdad!.
-Si Jacob, soy yo. ¿Podrías transformarte para poder hablar?
Por fin salió de entre las sombras de dos árboles abrazados. Edward Cullen, asqueroso chupasangre que mantuvo alejado al amor de mi vida por tanto tiempo. Mas vale que tengas algo bueno que decir.
Cuando por fin me encontraba en mi cuerpo de humano, vestido con mis pantaloncillos le di la cara para verlo mejor. Se veía diferente. No tenía esa estúpida cara de arrogancia y superioridad que le conocía. De hecho se veía.. destrozado. No había otra palabra mejor para describirlo. Sus ojos reflejaban dolor y desesperanza. Parecía ser la persona mas desdichada de Forks; el vampiro mas triste de la Tierra.
Pero no sentía lastima por él. Por muchos meses me sentí como el se siente ahora; abandonado por la persona que mas ama. ¿Qué se siente tener los papeles invertidos, sanguijuela imbécil?
- No tienes que ser tan cruel, Jacob. Finalmente tuviste tu final feliz, no me lo eches en cara.
- Lo siento. – No lo siento. – Pensé que te habías marchado, por tu propio bien.
- Eso es mas o menos lo que pienso hacer. Solo esperaba poder hablar contigo por ultima vez.
- ¿Conmigo? ¿No vas a querer una última pelea verdad? Yo creo que Bella ya decidió quien es el ganador.
No dijo nada. ¿Entonces si quería pelear, eh? Bueno en ese caso…

-No tendrías oportunidad alguna contra mi, perro. Puedo saber exactamente lo que planeas antes de que siquiera hagas movimiento alguno. Pero no voy a pelear contigo, no podría hacerle eso a Bella. No la dejaría sola. Ella quiere estar a tu lado, y yo lo voy a respetar. Solo quería pedirte que la cuidaras. No te alejes de su lado. Y se.. – su voz se quebró. Cruzó los brazos y se toco la frente con los dedos. Realmente estaba sufriendo. – Se el hombre que yo jamás podré ser para ella.
- Puedes apostarlo.
Edward me miró como dudando. ¿Qué? ¿Quieres que te firme un contrato o algo así? Nunca dejaría a Bella. Ella es mi vida y nada podía cambiar eso.
- ¿Estas seguro? – dijo el vampiro, levantando la ceja.
- Estoy seguro de lo que siento.
- Jacob, me es raro que no consideres las leyendas de tu raza. ¿Qué pasaría si te imprimaras de otra persona?
Pensé en Sam y Emily, y lo que le hizo a Leah. Pero eso no me podía pasar a mí. Jamás haría algo así ni aunque me cayera un ángel del cielo y me imprimara de él. Claro, no podía saber que se sentía imprimarse de una persona, a como me lo han contado es mas una obligación que un deseo. No. El amor por Bella era mucho mas grande que eso. Yo había elegido amarla. Nadie se interpondría en nuestro camino esta vez.
- Yo solo quiero que Bella sea feliz, Jacob. Y si ella piensa que lo va ser a tu lado, entonces te agradezco que tu la aceptes también. Por favor, no cometas mis errores. No la dejes ir. Si alguna vez se arrepiente…
-¿Piensas que se puede arrepentir? – le pregunté, tratando de sonar ofendido, pero la realidad era otra. Bella podía volver a desear al chupasangre si quería. Y no me importaba, la había perdido una vez, y podía perderla de nuevo, yo simplemente me desvanecería. - Entiende, Jacob. Por supuesto que sería feliz si quisiera volver conmigo, pero no creo que eso pase. Bella por fin se dio cuenta de lo que realmente desea, desea seguir respirando y viviendo de la manera mas normal posible, y a mi lado es imposible esa realidad. Yo lo supe desde el principio. – Se pasó la mano por el cabello y cerró los ojos. Después dijo mas para si mismo que a mi. – Me hubiera gustado que se diera cuenta antes de amarla tanto.
Guardamos silencio. Era increíble como Bella podía enamorar a dos personas a la vez sin ni siquiera intentarlo, y de una forma tan pasional. Quizás por eso tardo tanto en comprenderlo. Sabia que ella nos amaba a ambos, y si por ella fuera encontraría la forma de tenernos a los dos para no lastimarlos. Bonito cuento que sería. Edward sonrió.
- ¿Tu no estarías muy dispuesto a compartirla, verdad?
- Gracias a Dios me a elegido a mi. – Por fin.
- Lo sé. - Estaba a punto de quebrarse. – Los dejo solos, Jacob. Solo… cuídala. Sean felices.
Mi miró por última vez. Sus ojos reflejaban un dolor inmenso, como si alguien le hubiera abierto una herida en su pecho y estuviera estrujando su corazón hasta hacerlo pedazos.
- Edward yo.. – Pero ya se había marchado. Había desaparecido del lugar en un parpadeo. – lamento haberte arrebatado la razón de existencia.

No hay comentarios: