domingo, julio 19, 2009

Cap 5 "La princesa del castillo"

- Bella – susurré – despierta.
Estábamos recostados sobre una manta en la hierba cercana a la laguna, donde la humedad ya no alcanzaba el pasto pero si llegaba el sonido del agua cayendo y golpeando las rocas. No se cuanto tiempo llevábamos dormidos, pero no podía ser muy noche porque todavía se filtraba un poco de luz tenue entre los árboles.
Habían pasado tres semanas desde la primera vez que estuvimos ahí. Y debo decir, que habían sido las tres semanas mas increíbles de mi vida. No había día que no había pasado al lado de ella. Bueno, casi. Solo cuando Sam daba ordenes de vigilar los bosques o cuando los amigos de Bella la invitaban a pasar un rato con ellos. Yo le daba su espacio, pues sabía que algunos de ellos no los vería hasta el próximo verano; y claro, durante ese tiempo yo me la pasaba maldiciendo porque no puedo evitar ser un cabrón egoísta y celoso.
El resto del tiempo estábamos juntos, la pasábamos en la Push con los chicos, haciendo fogatas o disfrutando de la playa cuando salía el Sol, que por cierto sucedía con mucha mas frecuencia. Mi teoría era que los vampiros eran imanes de las tragedias, y se habían llevado consigo hasta el horrible clima. Sin embargo, no faltaban días de tormenta que nos recordaban a Bella y a mi que seguíamos en Forks, y disfrutábamos esos días en casa de ella viendo películas, o simplemente la miraba mientras hacia la cena para Charlie, Billy y para mí. Nuestros padres parecían también muy satisfechos de nuestra relación, sobre todo mi padre, que ahora podía disfrutar mas seguido de la compañía de su mejor amigo, y la excelente comida de mi novia.
De vez en cuando volvíamos a montar las motos, después de haberles dado el mantenimiento adecuado y de asegurarme que bella recordaba como meter freno y cambiar velocidad, y dábamos paseos largos uno al lado del otro, cuidado por supuesto de no toparnos con la patrulla de Charlie. Aunque dejamos de hacerlo cuando Bella me aseguro que disfrutaba mas ir conmigo en la moto.
Pero otros días volvíamos aquí, para alejarnos de todo. En realidad no teníamos que hacer nada para pasarla bien. Yo disfrutaba mas que nada de su presencia, y de la tranquilidad que me ofrecía tenerla a mi lado; no me preocupaba de nada mas que de su felicidad. Si hubiera empezado un guerra, o si cayera un meteorito extinguiendo a cada ser vivo del planeta, no me hubiera importado, mientras mi Bella estuviera bien.
- Mmmm – Bella hizo unos soniditos y se giró entre mis brazos, volteando su cabeza hasta mi pecho. No me sorprendería si se pusiera a roncar, la chica tenía el sueño pesado, puedo pensar mas que el mío. Comencé a besar su rostro, desde la línea donde comenzaba su cabello hasta la punta de la nariz. Finalmente abrió los ojos y sonrió perezosamente. Me miró por unos segundos y después puso los ojos como platos y levantándose bruscamente. – Oh, dios Jacob! ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? ¡Debo llegar hacerle la cena a Charlie!. Mas vale que llegue antes que el o se preocupara…
Ah, si. Se me olvidaba que tenemos padres. Me levanté junto con ella y comencé a recoger nuestras cosas. Ella me ofreció su mochila e introduje el cobertor y los contenedores de comida.
- Tranquila, cariño, no es tan tarde. Además, estas conmigo, no tiene porque preocuparse. – Doblé los brazos para mostrarle mis músculos contraídos. - ¿Quién podría dañarte si estás con este superman?
Me sonrió mientras se acomodaba la mochila en su espalda.
-Deja de estar fanfarroneando y ven aquí.
…..
Hice el viaje a su casa lo suficientemente rápido para llegar antes que Charlie, pero lo más tranquilo que pude para que mi Bella no saliera volando del asiento. Cuando llegamos al porche, la ayude a bajar y a quitarse el casco. Me miró extrañada cuando se dio cuenta que volvía a subirme a la moto.
- Lo siento Bella, hoy no me quedaré a cenar. Tengo que hacer guardia con Leah. – hizo una mueca al escuchar ese nombre. Sabía que no me la pasaba bien cuando me tocaba patrullar con la lobita mas sarcástica y cínica de la manada. – Te veré mañana de acuerdo.
La besé por ultima vez y comencé mi viaje a casa, apretando los puños furioso de pensar que tenía que alejarme de mi chica una vez más.


Le di el ultimo buen beso del día y lo despedí con la mano. Besos cálidos. Un poco mas de tres semanas. Era el tiempo que había pasado desde que había cambiado los besos gélidos por los cálidos. Todo parecía tener mas color al lado de Jacob. Incluso cuando estaba lejos de mi podía vivir tranquila, porque ya no había nada que nos amenazara, ningún intruso en nuestro cuento de hadas.
Me dispuse a preparar la cena para mi padre. Todavía tenía unos 40 minutos para preparar algo rápido antes de que el llegara.
Haz tomado la decisión correcta, Bella Swan. Todos a tu alrededor lo rectifican con sus sonrisas y empatía. Incluso los días parecían ser mas cálidos y con el mejor clima que los pequeños habitantes de Forks habían tenido en años. Todo era tan perfecto.. que debía de estar pasando algo por alto. Una espinillita, un remordimiento… no, nada. Cada uno de los días que habían pasado desde que los vampiros se marcharon habían sido absolutamente perfectos, sin lugar a dudas. No podía quejarme de nada, era muy feliz. Sin embargo, seguía teniendo esa sensación que tienes cuando sabes que algo se te olvida, pero no sabes que.
Como ayer, antes de dormir. Recién se había marchado mi novio y su padre. Yo me ponía mis pijamas mientras esperaba que prendiera la computadora para revisar los mensajes de mi madre. De espaldas a la ventana, sentí ese escalofrío y como los cabellos de mi nunca se ponían de punta, uno por uno; lo mismo que sientes cuando alguien te observa. Me giré rápidamente y forcé los ojos entre la oscuridad. No había nada mas que hojas, viento y Luna. La ventana estaba cerrada así que no pudo haber sido una brisa. ¿Pero quien podría haber escalado ese árbol y bajado tan rápido para que yo no me diera cuenta de que había estado ahí? Un vampiro… no. Se habían marchado. Ya no estaba, no era una posibilidad. Y ya no había nadie que me buscara y los lobos siempre estaban cuidando. No era nada, acéptalo… ¡Por supuesto que no! Era otra vez yo y mis estúpidos nervios. Además, no era como si de verdad esperaba verlo, lo conocía muy bien, no era de los que rompen sus promesas de no volver nunca jamás… ¿verdad?


Llegué a casa y mi padre me recibió en la puerta con una sonrisa. A todos les gustaba mucho sonreír seguido estos últimos días. Pero nadie tiene suficiente razón para sonreír como yo.
- Que hay viejo! Solo vengo a dejar la moto, tengo que patrullar.
- Si, Leah vino a buscarte. Cuando le dije que estabas con Bella me gruñó y se marchó. – parecía causarle gracia al viejo. – Yo le dije que la alcanzabas en un rato.
Le di unas palmaditas a mi padre en la espalda y lo llevé dentro de la casa hasta la sala. Cada vez se veía más frágil-
- Bueno, entonces mejor me voy yendo antes de que a la pequeña monstruo le de por acusarme con el jefe. Tu descansa, que no te ves muy bien. – tosió un poco mientras decía esto y me dio mas mala espina.
- Si, vete vete ya! No te preocupes por mi hijo. A los viejos quileutes no hay nada que los venza.
Al poco tiempo de haberme transformado escuche los pensamientos de Leah no muy lejos de donde me encontraba. Estaba refunfuñando como solo ella sabía hacer.
¡Cállate, bestia! Tengo razón para estar de mal humor. Si te la pasas con esa mujer y no cumples con tus obligaciones! No importaría mucho, si no fuera yo la que tuviera que cubrir tu peludo trasero.
Corrí un poco y no tarde mucho en encontrarla, estaba cerca de los límites de la Push. Pero en cuanto la vi, supe que algo pasaba, y lo estaba tratando de ocultar.
Escupe de una vez.
-Jacob, olí algo. Se que es uno de los Cullen, pero no estoy segura cual. Y la huella esta aun muy fresca.
-¿Estas loca? No puede ser posible, ellos se marcharon, ingenua.
Recordé la última vez que vi a Edward, cuando me dijo que era el único aquí y que le prometió a Bella que no volvería otra vez. Y eso valía mucho mas que si me lo hubiera prometido a mí.
Vaya, si que se ve demacrado. Leah había visto su expresión en mi cabeza. Demacrado era poco.
Bueno si, Jake pero no puedes confiar mucho en estos vampiros. Vamos tienes que olerlo por ti mismo.
La seguí entre los árboles, sabía que Leah estaba equivocada, no podía ser. La oí bufar mientras corría, hasta que me di cuenta hacía donde nos dirigíamos.
Leah, este es el camino a mi hogar.
-Ay, ahí vas. Querido Jacob, el que te pases ahí 3/4 de tu tiempo no significa que sea tu hogar. Es casa de tu noviecita y nada mas.
-Donde quiera que ella se encuentre, ahí se encuentra mi hogar.
-¡Puaj! Quieres que me vomite? Ya bájale, con las cursilerías de los otros lobos ya tengo suficiente. Aquí es…
Pero no necesito decírmelo para darme cuenta. Estábamos a unos cuantos metros de la casa de Bella. Podía ver las ventanas de la cocina todavía encendidas. Seguro estaba limpiando los platos de la cena. Me dieron unas ganas inmensas de transformarme simplemente para mirarla un segundo mas antes de que se acabara el día; pero el picor en la nariz me recordó por lo que habíamos llegado hasta aquí. Rayos, ella tenía razón.
Te lo dije, cabeza de idiota.
¡Callate! Gruñí. El que Leah tuviera razón no era lo que me fastidiaba. Sentía como el odio se difuminaba por mi sangre y el calor de mi frente me hacia fruncir el ceño. El había estado aquí. El olor era fresco, de no mas de un día. Y había estado cerca de Bella.. Maldito cabrón mentiroso….
Corrí. Por que quería buscar al idiota chupasangres si es que seguía cerca de ella y destrozarle la piel. Por que quería desahogar la rabia que me causo el pensar que se atrevió a acercársele aun cuando dijo que no lo haría. Porque quería saber si espiándola se había dado cuenta que Bella no lo extrañaba, para nada lo extrañaba, y si había visto lo feliz que la hacía. Sí, ella estaba tan feliz a mi lado que reclamaba mi nombre…
-¡JACOB; por favor, guárdate tus pensamientos impuros para otra ocasión! No había podido evitar recordar en los momentos que pasaba con Bella, debajo de la cascada, cuando el deseo se nos escapaba un poco de las manos…
¡BASTA, por favor! Concéntrate, Jacob.
-
Lo siento, lo siento. Tampoco es como que quisiera que vieras eso.
-No me importa. Escucha, ya rastree el olor. El ya no esta, llega hasta un sendero y se aleja. Asi que si quieres seguir corriendo sin ningún rumbo y perdido en tu lujuria, pues bien! Pero yo regresaré a la Push a donde se supone que debo estar.

Se fue, y después de poco tiempo ya no pude escucharla. Yo me quede esa noche patrullando cerca de casa de Bella, y dormí justo debajo de su ventana en mi cuerpo de lobo. Si ese vampiro se atrevía a regresar, yo lo estaría esperando, como el dragón que procura a la princesa del castillo.

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